LÍMITES EN EL ENTRENAMIENTO
Límites en el entrenamiento
Artículo CAMPOBASE.
Lázaro Mediavilla Saldaña
Es un error muy común el pensar que como deportistas no conocemos límites y estamos correctamente entrenados. No obstante, nos podemos encontrar con factores limitantes que nos harán cambiar de opinión, tanto en nuestros entrenamientos diarios como en las pruebas deportivas que realicemos al aire libre.
Con la llegada del buen tiempo nos animamos a entrenar más
en la montaña, a practicar más asiduamente ciertas actividades e incluso a
participar en ciertas competiciones. A esta circunstancia hay que sumarle los
factores climáticos, suaves y moderados por estas latitudes, que nos obligan a
prestarle atención especial a esos elementos que se pueden originar durante la
actividad y que nos pueden llevar al abandono o incluso a desenlaces aún
peores.
A lo largo de estos números hemos ido tratando métodos y acciones para esa
adaptación biológica que llamamos entrenamiento, por lo que ha llegado el
momento de tratar en este número alguno de los posibles factores limitantes.
Todas estas situaciones que se pueden dar durante la práctica de las actividades
las tenemos que tener muy en cuenta y, no porque vayan a surgir
irremediablemente, sino por todo lo contrario, para evitar en la medida de
nuestras posibilidades que ocurran y saber cómo actuar antes de que se den.
A la vez, si reconocemos estos posibles factores limitantes antes de que
ocurran, sabremos actuar en consecuencia y podremos anticiparnos para evitar el
perjuicio que supondría en nuestro rendimiento físico.
¿Qué situaciones fisiológicas se pueden dar a la hora de
realizar actividades en la montaña?
Nos vamos a centrar en aquellas dos que se pueden originar en esta época
(primavera-verano), la hipertermia y la deshidratación.
Es durante esta época del año cuando salimos más habitualmente a realizar
actividades donde la exposición al calor es mayor. Además, a pesar de ello
seguimos entrenando durante esas horas intempestivas, a partir de las tres de
la tarde, que aunque en invierno no estaba mal, en verano puede ser bastante
contraproducente. El hacerlo implica que corramos riesgos que pueden suponer
serios problemas para el organismo como son la hipertermia y la deshidratación.
HIPERTERMIA
El ser humano posee una temperatura en reposo de unos 37º. Ésta incrementa en
un grado más o menos cuando se realiza ejercicio físico. Si a esto le sumamos
que la actividad que realizamos es en el exterior a temperaturas altas, el
cuerpo genera aún más calor del cual debe deshacerse mediante la
termorregulación. En caso de no hacerlo, la alta temperatura corporal que
alcanzamos es lo que llamaríamos una hipertermia seria.
DESHIDRATACIÓN
La deshidratación es una de las patologías más habituales que se producen en
los deportistas que realizan actividades de larga duración. Sin embargo, no
sólo los deportistas sino también los practicantes de actividades y deportes de
montaña la sufren. Aunque la deshidratación no está relacionada directamente
con altas temperaturas si se suele dar más frecuentemente y con mayor
facilidad.